Queridos amigos y amigas, reapareciendo en un mundo cada vez más a tono con la ciencia ficción... Por la ciencia ficción y la fantasía!!! Es un secreto, pero nunca me fuí... Aquí estaré: pablodaniel.gandalf@gmail.com... Un gran abrazo!!!


sábado, 10 de junio de 2023

¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?

 

Esta historia dio inicio una tarde, que como todas las tardes comenzó unos minutos luego de haber llegado de almorzar. Almuerzo fuera, invariablemente, porque aunque lo hago bastante frugalmente –con un sándwich y un poco de jugo de naranja me arreglo perfectamente- me hace bien caminar, distraerme, cambiar de silla. Entonces, a las 13 y 15 y ya con un café en la mano, continué con las entrevistas y citas que había comenzado por la mañana. En la hoja donde aparecían mis próximas visitas había un nombre que me sonaba conocido… Joao… Joao De Oliveira… De Oliveira…¡Claro! ¡Habíamos compartido no hacía demasiado tiempo un seminario sobre liderazgo en un instituto tecnológico de Sao Paulo! Él dijo trabajar en un campo que, si no recordaba mal, no tenía absolutamente nada que ver con mi especialidad.  ¿A qué vendría?

Tres entrevistas después llegó su turno.

Luego de un breve saludo, en donde advertí cierto febril entusiasmo me dijo:

-¡Tengo un excelente negocio para ti!

Aclaro que mi trabajo es administrar fondos de inversión, por eso la propuesta. Recordé que cuando nos conocimos le mencioné algunas características de mi trabajo a Joao y a algunos compañeros de curso, pues fue parte de una especie de “taller”, algo usual en esas actividades. Algo despeinado, desaliñado en general, con la mirada algo nerviosa -todo lo que podría describirse como “desprolijo”-  no parecía la persona más adecuada para confiarle dinero. Pero…

-Dime…

De algún lugar de una especie de portafolios que traía colgado de uno de sus hombros, sacó dos pequeños recipientes de plástico cerrados y transparentes, en donde luego de mirar con atención advertí hormigas… si, hormigas vivas.

-¿Las conoces?-preguntó

-Si, son hormigas… -respondí, evitando apenas sonreír.

-Atta sexdens –dijo, señalando el recipiente de su izquierda- y Atta cephalotes – dijo, señalando al otro… respiró y continuó- Son hormigas comestibles…

Algo había oído. Es más, había escuchado que había tres famosos restaurantes en Sao Paulo que vendían platillos hechos con hormigas y cobraban precios increíbles por ellos.

-¿Estas son?

-Si… estas son las famosas hormigas comestibles… y aquí… -me dijo, entregándome una prolija carpeta de tapa transparente- están las propiedades nutricionales de las hormigas… ¡Te asombrará lo nutritivas que son! ¡Son además mucho más eficaces al transformar recursos en proteínas y otros nutrientes! ¡Son asombrosas! ¡Y además son un alimento más sano que casi cualquier otro que puedas encontrar en el mercado!

Mi cabeza me trabajaba a toda velocidad. Seguramente su proyecto era instalar un criadero de hormigas… ¿Era eso posible?

-¿Planeas dedicarte a criar de estas hormigas? ¿Para luego venderlas a restaurantes?- Seguramente se obtendría buen dinero.

-En realidad es más complejo que eso- me respondió- Tu sabes que estamos pasando por una crisis alimentaria importante –yo sabía por la prensa que aquí mismo en nuestro país, había regiones con problemas serios de alimentación-. Imagínate –continuó Joao- qué darían países populosos como China e India para garantizar la seguridad alimentaria de sus ciudadanos… o las zonas en dónde hay dificultades de infraestructura, pobreza de suelos y constantes sequías como tantos lugares de Africa… Piensa en el dinero que haríamos  si pudiéramos venderles alimentos o la manera de obtenerlos, ofreciéndoles alternativas más sanas, más nutritivas y más baratas que otras…

-Bueno, sí, sería muy buen negocio…

-Pero no lo podríamos hacer con ellas –dijo Joao señalando a las hormigas frente a sí

-¿Ah, no?

-¡No! Necesitamos más… pues, más volumen.

-¿Más volumen? Tengo claro que para abastecer de hormigas comestibles a no sé, mil, mil quinientos o dos mil millones de personas sin duda se necesitarán muchas hormigas- dije, haciendo énfasis en el “muchas hormigas”.

-Yo estaba pensando en otra cosa… en hacerlas más grandes, enormes digamos, del tamaño de una vaca quizás…

Lo quedé mirando. ¿Estaría hablando en serio?

Parecía que sí…

 –Una hormiga con el tamaño de una vaca y sin ninguna de sus contras -continuó

-¿Estás hablando en serio?-insistí

-Totalmente- dijo, muy convencido.

-¿Y en qué yo podría ayudarte?-lo mejor sería seguirle la corriente.

-En este momento necesito dinero para llevar a la práctica mis ideas. Aquí… -dijo, sacando otra carpeta y poniéndola sobre la otra- está el marco teórico sobre el que trabajaré. He estado estudiando durante meses las cadenas genómicas de estas hormigas y  si manipulo los genes correctos puedo obtener en un tiempo razonable hormigas del tamaño que deseo. Te dejo a ti el ejercicio de multiplicar los beneficios netos por la cantidad de kilos y  obtendrás unas ganancias espeluznantes…

-Del tamaño de una vaca…- dije casi para mí mismo, en algo parecido a un suspiro.

-Así es- dijo, y continuó.

-Ya está probada la calidad del producto. Solo necesitamos producir una cantidad decente para comercializar.

-¿Y con esas hormigas gigantes se lograría?

-Totalmente.

-Pero… ¿no serían peligrosas? ¡Serían monstruos!

-No olvides que son vegetarianas…

-Pero podrían ser agresivas…

-¡No! ¡Son muy amables! Míralas… Toma una si quieres…

Destapó uno de los recipientes, tomó una de las hormigas y la puso sobre mi mano extendida. En realidad el animalito no parecía nada agresivo, más bien asustado, aunque me llamaron la atención sus impresionantes mandíbulas, desproporcionadas, enormes. Así se lo hice saber a mi posible socio.

-¡Sus mandíbulas asustan!

-Recuerda que con esas mandíbulas cortan hojas, pasto, todo lo vegetal que han de llevarse a su casa… sobre eso crece un hongo, un hongo muy específico, y ellas se alimentan del hongo.

-¿Entonces ni siquiera comen vegetales?

-En realidad no…

-¡Qué animalitos extraños!

-Puede ser que sean extraños, pero nos darán muchísimo dinero…

La idea de ganar dinero y muchísimo por añadidura, era muy atractiva… pero esas enormes mandíbulas, multiplicadas por mucho, me daban una sensación que hacía que se me erizara la piel.

-¿Y estás seguro que no serán peligrosas?

-En realidad ellas pueden atacar a otros seres vivos… pero no son carnívoras. Solo lo hacen con aquellos que creen son una amenaza.

-¿En defensa propia, digamos?

-Si, exclusivamente en defensa propia, solo defendiendo el hormiguero, su nido, su reina.

-Es muy emocionante…

-Recuerda que cada kilogramo de sus proteínas tendrá un costo muchísimo menor que la carne vacuna y es, por lejos, mucho más nutritivo.

-Está bien… si me garantizas que no hay riesgo para la seguridad de las personas te apoyaré… No dejo de pensar en sus enormes mandíbulas… y en el gran tamaño que esperas darles.

-Tú tranquilo… no son hormigas carniceras… A esas les tengo temor en su tamaño normal, imagínate mil veces más grandes…

-¿Y cuánto dinero necesitarías para avanzar en tus investigaciones?

La cantidad que requirió no era exorbitante y si bien no manejo grandes cantidades de dinero, estaba dentro de mis posibilidades. Transferencia monetaria mediante, pudo comenzar su siguiente fase en el proyecto.

Solo había algo que me intrigaba... Joao no había sido del todo sincero cuando habló del “pacifismo” de esas hormigas… Vi un video en que una de ellas rebanaba un pedacito de piel de la mano de un presunto atacante, que no era más que un observador, un estudioso. Esas mandíbulas ciertamente inspiraban respeto… y eso me tenía preocupado y algo nervioso.

 

Pasaron algunos meses en donde, de todas mis inversiones, siempre trataba especialmente de estar al tanto de los avances del proyecto de Joao. Había arrendado una enorme fábrica abandonada en las afueras de la ciudad, en donde a fuerza de reformas, hormigón y alambradas había construido sus corrales de crianza. El laboratorio funcionaba en las mismas instalaciones, lo que le permitía no perderle pisada a ninguno de los procesos. Me sentía muy entusiasmado con ese proyecto en particular, no solo por lo revolucionario de su plan de negocios sino porque ganaríamos una cantidad impresionante de dinero con él. Sabía lo que significaba… más dinero, más inversiones y más dinero y así. Sonreía para mis adentros pensando en mis buenos números y en el inmenso prestigio que ganaría.

 

El proyecto parecía estar encaminado… el tamaño definitivo de las hormigas estaba logrado -¡eran enormes!- y los resultados proteínicos y de otros nutrientes eran excelentes, incluso mejor de lo esperado.

Pero a medida que avanzaban los días el tono de Joao sugería  que había cosas que no andaban bien… Dejaba ver preocupación, duda y hasta temor.

Hasta que una mañana al despertar encontré un mensaje de Joao en mi teléfono. Lo había enviado ya bastante pasada la medianoche.

“Te envío este mensaje porque no sé si luego podré hacerlo. La situación aquí se me ha ido un poquitín de las manos. He cometido algunos errores, totalmente involuntarios debo agregar”-comenzaba, con un tono nervioso- “Debido a un defecto en el mapeo genético, o quizás a  algún error accidental en la manipulación, hemos registrado algunas mutaciones indeseadas o por lo menos sorpresivas…Mira, estoy seguro de que han estado mostrando señales de un incremento importante en su inteligencia y esa podría ser una interesante noticia ¿no? –su risa sonó extraña- pero también he descubierto recientemente que tienen una reina y que están construyendo galerías subterráneas... ¡Imagínate!  Quería mantenerlas en la superficie, para poder manejarlas con más facilidad pero han roto los pisos de los criaderos y comenzaron a excavar, tal como lo hacen allí afuera.  Además –su voz se notó más tensa- en estos últimos dos días desaparecieron cinco trabajadores, lo que sería una muy mala noticia, la peor de todas en realidad. Es que revisando los ensayos y los genes que cambiamos, existe la posibilidad e insisto, solo la posibilidad, de que puedan haber comenzado a usarnos  como substrato para alguna especie de hongo que crezca sobre animales y que ellas puedan consumir o, siendo más pesimista, que se alimenten directamente de nosotros,  algo que diría imposible en otras circunstancias… pero ahora todo ha cambiado. La verdad es que estoy muy sorprendido por lo que está sucediendo… y también tengo un poco de miedo… si se confirma que atacan animales o humanos, pues, sería algo terrible y hasta nuestra seguridad correría peligro… pero no tengo ninguna certeza de que así sea.  Como aparentemente disminuyen la actividad por la noche trataré de saber que está sucediendo. Bajaré a las galerías con algunas personas que contraté y trataremos de encontrar a alguno de los desaparecidos o por lo menos enterarnos de lo que está sucediendo. Necesito ver ahí abajo, tomar muestras, capturar algún ejemplar para analizar…  Estoy decidido a no abandonar el proyecto tan fácilmente y haré lo necesario para llevarlo por el buen camino nuevamente.”

 

Eso fue lo último que supe de él. Esa noche desapareció. Jamás fue encontrado, ni ninguna de las personas que se encontraban en el recinto esa noche. Seguramente la incursión de Joao al subsuelo fue el detonante de algo que, tarde o temprano sucedería.

Tampoco fue la principal de mis preocupaciones. Hubo un alboroto por todas las personas desaparecidas y tuve que brindarles a las autoridades del estado todo lo que sabía sobre el proyecto, además de contratar a suficientes abogados como para que no me relacionaran más de lo necesario con lo que había pasado en el laboratorio. En las instalaciones no encontraron absolutamente nada que los ayudara a entender lo que había sucedido, excepto los enormes hoyos en los pisos de cemento de las jaulas, que llevaban a unas galerías que al parecer tenían cientos de metros de longitud, con algunas de ellas que se internaban en la profundidad del terreno.

 

Por otro lado cuando las dos nuevas especies de hormigas gigantes, además de arrasar con todo tipo de cultivos y hatos ganaderos, comenzaron a atacar poblaciones de humanos todo se puso tan aterradoramente interesante que solo tuve tiempo para pensar en mudarme a un lugar donde las hormigas no lleguen -¿dónde sería?- y jugar mi última carta en las inversiones: un revolucionario y ultra potente insecticida que va a matar selectivamente a esos traicioneros monstruos. ¿Qué puede salir mal?

 

                                                                                        FIN

 

 

 

 

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