Queridos amigos y amigas, reapareciendo en un mundo cada vez más a tono con la ciencia ficción... Por la ciencia ficción y la fantasía!!! Es un secreto, pero nunca me fuí... Aquí estaré: pablodaniel.gandalf@gmail.com... Un gran abrazo!!!


sábado, 10 de junio de 2023

PEQUEÑA INTRO

 

 

Hace ya mucho tiempo que no subo relatos aquí y la razón es que he estado escribiendo muy, pero muy poco. Comparto mi tiempo con el trabajo –siempre tengo que trabajar, sino no como- , con la música y como dije una vez estoy tratando de desarrollar varias ideas de novelas y me está costando muchísimo tal tarea. Es que el “cuento” como yo lo concibo, y la “novela”, están tan, pero tan alejados entre sí que tengo que superar esa especie de barrera, como si no fuera suficiente desarrollar la historia y  el mundo en que la novela vivirá.

Finalmente les traigo hoy seis relatos cortos y además, algunos comentarios sobre bastantes cosas, nada sustancioso de todas maneras. Los relatos son bastante “livianos”… el origen de la mayoría de ellos son artículos encontrados en algunos periódicos, ideas inspiradas en pelis, cosas que no quería dejar pasar, pues agregándoles algo podrían conseguirse algunos relatos, si no buenos, pues nada, quizás divertidos. Pero necesitaba escribir y sobre todo necesitaba terminarlos para pasar a otras ideas, lo que vendrá luego…

“La Invocación” es un relato que podría pasar por ciencia ficción pero con un perfil también fantástico…

“Por razones jurídicas” se puede catalogar como de ciencia ficción.

“Paro por tiempo indeterminado” es sobre una idea que llevo años pensando o tratando de llevar al papel y me alegra mucho haber terminado con ella. Podría rotularse como ciencia ficción.

“¿Qué puede salir mal?” es casi un homenaje a esas pelis de animales monstruosos de mitad del siglo pasado… casi. También podría llamarle un relato de ciencia ficción.

“La Última Batalla” escapa a la regla y podría llamarlo un relato épico… pero es más que eso. Leánlo y verán.

“La Puerta y la Hora de la Merienda” es un chiste… un relato de zombies que también tiene algo más… no sé, hay que leerlo.

Creo que no son buenos relatos, o más bien no estoy muy satisfecho con ellos, pero creo que vale como excusa lo poco que he estado escribiendo. Digamos que tienen ese sabor extraño que es dulce, por haberlos escrito, y amargo, porque podría haberlos escrito mejor, que no necesariamente quiere decir con más cantidad de palabras. Recuerden que soy más de la escuela de recortar palabras, que de agregar…

Pero como digo siempre… si logro hacerlos sonreír o reflexionar quizás, ya estaré cumpliendo mi propósito y todo habrá valido la pena.

Los próximos cuentos serán mejores… y espero en algún momento tener algún fragmento de novela para mostrar.

Gracias por estar ahí. Fuerte abrazo!!!

LA INVOCACIÓN


 

La primera vez que Mirah Tahini miró las fotografías que le habían llegado al móvil, lo hizo rápidamente, como suelen mirarse las cosas de las que no se tiene idea de su importancia. Pero a partir de esa primera vez, no dejaba de asombrarse por lo que las imágenes le mostraban. ¡Eran sencillamente increíbles! Tan increíbles eran que parecía una broma, un montaje, algo que un grupo de divertidos buceadores podrían haber realizado. Pero… ¿Allí? ¿En esas aguas tan turbias y peligrosas? ¿Quién o quiénes se tomarían el tiempo de hacer algo así? No lo habrían logrado en un día, hubiera sido imposible… ¿Tanto tiempo y esfuerzo para qué? ¿Con qué fin?

Mathew, quien le había enviado las fotografías, era un biólogo amigo, excompañero de estudios y especialista en tiburones como ella… pero mientras Mirah trabajaba como investigadora en el Instituto Oceanográfico de Ciudad del Cabo, Mathew había elegido ganarse la vida en Gansbaai, cuyas costas eran un paraíso para los tiburones blancos o por lo menos lo habían sido hasta hacía algunos años.

El descender en jaulas en las aguas de Gansbaai, para observar de cerca y en su hábitat a los “grandes blancos” como les llamaban, era la atracción turística por excelencia del lugar.

Él le había advertido de que había más fotografías y algún video, pero las imágenes eran tan desconcertantes, tan extrañas, que creía conveniente fuera a verlas personalmente y ya en el lugar investigara  el asunto.

Este comentario, y recordando la seriedad de su amigo para los temas académicos, hizo que desechara la sospecha de que todo podría tratarse de un truco publicitario, algo así como un chiste para atraer más turistas al lugar. Así que decidió pedir un día libre en el Instituto e iría a Gaansbai para investigar esas misteriosas fotografías.

Reales o no, sabía que el viaje valdría la pena. Compartir con su amigo algunas horas, charlar con personas que estaban a diario en contacto con los “grandes blancos”, era algo que jamás sería una pérdida de tiempo.

Además de ser una de las especialistas más destacadas en los tiburones blancos, era muy conocida por sus colegas biólogos por la teoría que algunos llamaban jocosamente “Teoría Tahini”, en su nombre. Aunque no la había diseñado ella, era una de sus principales defensores y sin duda una de sus caras visibles.

Era por lo que la Teoría Tahini implicaba que se comunicaba muy fluidamente con todos aquellos en todo el mundo que estaban en contacto con animales, ya fueran marinos o terrestres, para que le avisaran si advertían algún cambio en sus comportamientos, algo, algún viraje conductual, algo fuera de lo normal. Tenía muchos contactos y recibía constantemente comentarios y observaciones de zoólogos expertos en diferentes animales y ecosistemas, sobre comportamientos que llamaran la atención.

Sus colegas la tenían enterada, aunque a la vez la trataban con cierta reserva. Según la “Teoría Tahini” –así le llamaban algunos irreverentemente, discrepando abiertamente con ella- había especies animales que estaban mostrando cierta rápida e incomprensible evolución. Según ella, estas especies presentían de alguna forma que el hombre se estaba acercando peligrosamente a su extinción y ellos se estaban preparando para llenar ese “vacío” y los cambios que pudieran generarse. Había registros de comportamientos inusuales en muchos animales, fueran terrestres o acuáticos, comportamientos que no parecían casuales ni aleatorios y que demostraban un comportamiento más inteligente de lo esperado. Así era, había animales que estaban evolucionando rápidamente… se estaban volviendo más inteligentes, más listos y los tiburones blancos no eran la excepción, siendo animales mucho más complejos de lo que el común de la gente pensaba.

 

Hasta Gansbaai tenía sus buenas dos horas de conducir así que iba pensando con qué podía encontrarse. Para comenzar pensó sus buenos treinta minutos en Mathew y en lo que habían pasado juntos y de cómo, inexplicablemente, había elegido guiar a turistas en sus inmersiones, con o sin jaula, en las aguas de Gansbaai, uno de los lugares favoritos de “los grandes blancos”. También tuvo tiempo de pensar en su carrera, en su madre, en sus hermanos y finalmente en algo que la inquietaba mucho, tanto como para desvelarla en ocasiones: las matanzas de tiburones blancos que estaban realizando las Orcinus Orca. Estos mamíferos estaban depredando tiburones con verdadero ahínco y Mirah se preguntaba si esto no se ajustaría al plan que le parecía encontrar en algunos comportamientos. No lo sabía. Las orcas atacaban tiburones, fundamentalmente para comerles su hígado y eso no tendría nada de extraño si no fuera por la frecuencia con que lo hacían y la metodología que utilizaban. Las orcas ya eran animales inteligentes de por sí, acostumbrados además a cazar en grupo y la depredación de tiburones no parecía tan extraña…

Dedicó su última media hora de viaje a repasar todos los sucesos en el mundo animal de los que se había enterado y que le dejaban más preguntas que respuestas…¿Estaban cambiando realmente sus conductas los animales? ¿Estaban evolucionando más rápidamente de lo esperable en respuesta a cambios acelerados en el medio ambiente, cambios sobre todo causados por el hombre? Y si así era ¿Qué saldría de ello? ¿Seríamos capaces, por lo menos, de hacer un seguimiento de estos cambios?

 

Mathew la estaba esperando y lo que le mostró la dejó, por lo menos, asombrada.

-No quise pasarte todas las fotografías, pues sabía que no lo creerías y querrías verlo por ti misma. Aquí estás y aquí están las imágenes, y esto –le dijo agitando ante ella una impresión- está ahí abajo.

Mientras observaba las imágenes, preguntó -¿Están seguros que esto lo hicieron los tiburones?

-Sin duda… no aparecen en las fotografías pero observaron a algunos especímenes “trabajando” en eso…

“Eso” no era nada más ni nada menos que un cúmulo alargado, muy alargado, enorme, de rocas pequeñas y medianas, un cúmulo con forma… y formas… ¿eso eran aletas?

-¿Estas son aletas?

-¿Lo ves? ¡Por eso quería que fueras una de las primeras en verlas! ¿Ves lo mismo que yo?

-¡Es como un tiburón!- exclamó. Lo que estaba viendo era increíblemente… extraordinario. Ante ella tenía un tiburón, un enorme tiburón -¿qué tendría, dieciocho, veinte metros?- hecho con piedras de todo color y tamaño. Una por una habían sido colocadas de manera de no solo trazar claramente la enorme silueta sino también darle el volumen, el mismo volumen que tendría ese enorme animal si estuviera con la mitad de su cuerpo metida en el fondo del oceáno… Incluso había esbozos de ojos y de dientes, en la enorme boca abierta.

-No puede haber sido hecho por tiburones, no, no lo creo…

-¿Y qué crees que es? Mira atentamente…

Mirah observó el largo, la silueta, la ubicación de las aletas…

-Descartado un carcharodon carcharias…

-¿No es un gran blanco?

-No, no lo es… aún sin tomar en cuenta la diferencia de tamaño…¿Veinte metros dices que mide esta figura?... es fundamentalmente distinto, es como un…

-Carcharocles…-murmuró él.

-Carcharocles Megalodon- continuó ella. -¿Pero cómo es posible? Necesito un café, ordenar mis ideas… ¡Además tengo hambre!-

En un pequeño restaurante, con sándwiches y café, el ánimo de la investigadora no pareció mejorar.

-No entiendo- dijo suspirando- Ya es difícil de creer que hayan hecho algo como esto –dijo, señalando las fotografías- Pero la pregunta es ¿para qué?

-Quizás…-comenzó él...

-No…¡Terminantemente no! ¡Sería algo totalmente, bueno, irracional!

-¡Pero si no he dicho nada!

-Sé qué ibas a decir… los grandes blancos están siendo asesinados y expulsados de estas aguas por las orcas y entonces, en una especie de “ritual mágico” invocan al primo mayor para que regrese a defenderlos, un primo que dicho sea de paso está extinto o por lo menos desaparecido desde hace ya más que suficiente tiempo como para sostener que está extinto… ¿Eso ibas a decir?

-Tú eres la de las teorías extrañas, así que no puedes extrañarte de lo que supuestamente iba a decir- dijo, con una pequeña sonrisa.

-¿En serio crees que puede haber una mínima posibilidad de que estemos siendo testigos de algo así?

-¿De que estén tratando de resucitar a su primo gigante para que los defienda? ¿Cómo voy a saberlo?

 

Esa no fue la única escultura marina encontrada y fotografiada. Todas parecían pétreas réplicas, con alguna diferencia en tamaño, del Carcharocles Megalodon, el mayor tiburón que hubiera nadado en las aguas de este planeta.

Mientras tanto, las orcas seguían realizando su arduo trabajo de matar y parcialmente devorar a cuánto tiburón blanco se ponía a su alcance… hasta que se detuvieron… o algo las detuvo.

Los restos de orcas que comenzaron a aparecer en las costas avisaron a quienes querían entender que algo extraño estaba pasando en el agua… y hubo cambios… los grandes blancos comenzaron a volver a sus antiguos campos de recreo y las orcas comenzaron a nadar en grupos más grandes y lejos de esos lugares…

Pero lo que definitivamente más impresionó a todos –y más que nada a dos investigadores- es que desde una jaula sumergida habían logrado fotografiar a un tiburón nunca antes visto con vida… un enorme tiburón que custodiaba las aguas adonde había sido llamado.

 

                                                  FIN

POR RAZONES JURÍDICAS

 

 

El 26 de setiembre de 2022 la NASA, dentro de la misión Dart, desvió de su órbita al asteroide Dimorphos. Para eso usó una nave que impactó sobre él. La finalidad de esta misión era ajustar los protocolos para el caso en que un cuerpo celeste se dirigiera a la Tierra, amenazándola.

El éxito de esta experiencia hizo que en los años siguientes se continuaran desviando objetos estelares, algunos que podrían potencialmente amenazar la vida en la Tierra, otros porque se estaban perfeccionando motores, explosivos, nuevos métodos para realizar estas operaciones y otros simplemente para justificar el presupuesto asignado.

 

                                            POR RAZONES JURÍDICAS

 

John Johnas, jefe de Johnas y Johnson, el estudio que asesoraba jurídicamente a la NASA no podía creer lo que estaba leyendo.

-¿Nos demandan por prácticas anticomerciales? ¿Por quinientos billones de cuatranines? ¿Y qué es esto de Asociación Comercial de la Estrella Robusta?

Rotur Malur, miembro destacado del bufete de abogados Oruro y Orur y Asociados carraspeó –Quizás la traducción no sea exacta… creo que puede ser también Estrella Vigorosa o Estrella Fuerte

-¿Pero qué me dice? ¡No entiendo nada! ¿Cuatranines?

-Los cuatranines son una moneda de cambio que se usa en toda esta galaxia, según me dijeron. Se usa en todas las transacciones comerciales.

-¿Pero qué está diciendo? ¿Está hablando en serio? ¡Soy una persona muy ocupada y si hubiera sabido que esto era un chiste jamás hubiera accedido a la entrevista!

-No es un chiste y ciertamente tengo el honor de representar a esa Asociación Comercial…

-… de esa tal Estrella Robusta… ¡Jamás había escuchado de su existencia!

-Si bien ellos han descendido en este planeta con cierta frecuencia, prefieren mantener un perfil bajo.

-¿Pero de qué está hablando? ¿Descender en este planeta? ¿Insinúa que son extraterrestres?

-Son extraterrestres y tienen su base de operaciones en el sistema de la Estrella Vigorosa, específicamente en un planeta llamado Nonopet… pero viajan por toda la galaxia.

John Johnas observó críticamente por primera vez a su interlocutor. Estaba serio y no parecía ni remotamente preocupado por estar haciendo una broma tan extraña.  No tenía idea de cuánto dinero terrestre serían quinientos billones de cuatranines pero sí había entendido por qué los estaban demandando: cuatro de los cuerpos celestes que la Nasa había desviado en los últimos diez años eran esferoides portadores de inmensas cantidades de valiosos minerales, que atravesaban nuestro sistema solar con un destino comercial, destino que el  abogado del demandante no había todavía explicado. Volver a poner en rumbo esos esferoides había implicado gastos enormes para la tal Asociación Comercial, además de todos los inconvenientes ocasionados por los atrasos en las entregas, etc… Suponía que todos esos costos más los honorarios de Oruro y Orur y Asociados ascenderían a la citada cantidad de quinientos billones de cuatranines.

-Supongamos que no ignoro esta absurda demanda- dijo

-Ignorarla no la hará desaparecer, así como no harán desaparecer las importantes pérdidas causadas por el absurdo comportamiento de su cliente… esto no se detiene ignorándolo…

-¿Por qué ahora? ¿Al cuarto incidente?

-Había pérdidas que era preferible absorber antes de dar este paso, un paso indeseado… pero las pérdidas han rebasado lo aceptable.

John Johnas se tomó su tiempo para meditar sus próximas palabras. Si la situación era real y no una absurda chanza, podía estar viviendo un momento histórico… ¡Que va! ¡Estaría haciendo historia!

-Bien –dijo, espirando fuertemente- para comenzar, usted tendría que demostrar que sus clientes existen, demostrar que son extraterrestres, que son comerciantes, y también su procedencia…

-Eso puede arreglarse, supongo-dijo Rotur, mientras anotaba rápidamente en su agenda.

-Johnson continuó- Luego de demostrar esto, tendría que demostrar que esos… asteroides… tenían el contenido y la finalidad que usted y sus clientes alegan-

-También les comunicaré ese requerimiento-

-Sería interesante además que me explicara qué son los cuatranines y su tipo de cambio aquí en la Tierra…

-Se le explicará con gran claridad-

Luego de una breve pausa el abogado de la Nasa continuó- Y por último, agradeceríamos saber si es posible pagar lo adeudado a su cliente mediante operaciones comerciales a definir.

Rotur anotó esto último con una leve sonrisa.

-A la brevedad tendrá sus respuestas- dijo, antes de despedirse.

 

Así, extrañamente y por razones puramente jurídicas, aunque con un trasfondo comercial importante, el abogado John Johnas, del reconocido bufete Johnas y Johnson dio los primeros pasos para poner oficialmente  a la Tierra en el mapa comercial de la galaxia.

                                                           

                                                                      FIN

PARO POR TIEMPO INDETERMINADO


 

“Dícese de un paro de actividades laborales, realizado por los trabajadores, del cual se conoce el comienzo pero no su final”

 

 

El enorme edificio parecía en ebullición. Multitud de humanos entraban y salían por sus amplias puertas frontales, en un torbellino de colores de piel, idiomas, sexos, edades y todo tipo de vestimentas… Dentro, los que no iban de aquí para allá, estaban a la espera en el gran vestíbulo, algunos de pie, otros sentados en las bancas que había a tal efecto y no faltaban quienes, con todas las bancas ocupadas y sin querer estar de pie, se habían instalado lo más cómodamente posible en el piso. Había quienes charlaban, comían, algunos dormitaban y los que habían venido con niños los regañaban y trataban de entretenerlos de alguna forma.

Pero todos, invariablemente, estaban atentos a los grandes letreros luminosos donde esperaban que aparecieran sus nombres para ser atendidos en alguna de las pequeñas oficinas que una junto a otra, llenaban los largos pasillos que nacían en la sala.

Era estremecedor pensar que los que estaban allí eran una pequeñísima fracción de todas las personas que utilizaban los servicios de El Sindicalista. Había un sinnúmero de operadores en todo el edificio que cumplían los deberes de una agencia de empleos organizando citas laborales, coordinando viajes, solucionando inconvenientes, consiguiéndoles trabajo a quién lo deseara en planetas algunos de ellos muy lejanos.

Así funcionaba la enorme red laboral de El Sindicalista.

 

En una oficina elevada, tras una gran vidriera  con vista al inmenso y cerrado patio que hacía de vestíbulo Julius Nase –más conocido como “El Sindicalista”- miró a la periodista que lo estaba interrogando.

-¿Por qué me dicen El Sindicalista? Es como preguntarme por qué me preocupo de que la gente que me lo pide consiga trabajo… el mejor trabajo posible.

Nindé Preba, periodista de una revista interplanetaria muy de moda, carraspeó y dijo:

-¿Y por qué lo hace? ¿Por qué se preocupa por todos los que solicitan su ayuda? Aunque no lo hace gratis…

-No, no lo hago gratis. No puedo hacerlo gratis… Cómo verá hay muchas personas que trabajan aquí y hay que pagarles. Yo mismo cobro cierta cantidad de dinero, pero le aseguro que nuestros salarios no son altos, no nos estamos enriqueciendo con esto. ¡Son tantos los gastos! ¡Todo cuesta dinero! A pesar de que la mayoría de las solicitudes se solucionan a distancia y que posiblemente todas podrían ser resueltas así, muchos vienen invariablemente aquí, a veces de lugares muy lejanos. A ellos se les procura alojamiento y algo de comida… Se les da vestimenta apropiada si no la tienen y luego está el viaje hasta el lugar de trabajo… a veces son planetas muy distantes… luego están todos los arreglos que debemos hacer cuando los que nos piden ayuda están lejos… a todos ayudamos en lo que necesiten… Gastamos muchísimo dinero aquí y de alguna parte tiene que salir.

-Lo entiendo. Quizás esta entrevista pueda hacer que algún benefactor los ayude.

-Se agradecen todas las colaboraciones, de cualquier tipo.

-La pregunta…

-¿La pregunta era por qué lo hago?

-Así es.

-Porque una vez fui uno de ellos –dijo, señalando hacia el patio-… y casi muero en el intento… fue un sindicato el que me salvó la vida.

-¿Casi muere? ¿Un sindicato le salvó la vida?- insistió intrigada.

Julius parecía incómodo cuando respondió.

-Este es un planeta extraño sabe… No tenemos muchas fábricas… Sobre todo cultivamos cosas… en este mundo encontrará  decenas, centenares, de millones de hectáreas plantadas con cereales y otros vegetales que luego se venden al exterior… esa es la base de nuestra economía. Pero los precios interplanetarios bajan y suben y cuando bajan, aunque no se crea, aquí muchos tienen dificultades hasta para comer. Los grandes empresarios no… ellos pueden asimilar pérdidas y bajones de producción o de precios y si el negocio no es bueno simplemente toman su dinero y se van a otro lugar, dejando enormes superficies sin cultivar y a máquinas y humanos sin trabajo, hasta que las condiciones mejoren. Luego están los terratenientes y empresarios con algo menos de dinero, medianos digamos… estos, si las cosas van mal pueden perder todo, aunque nunca corren el riesgo de quedar sin comida en sus mesas… y luego estamos nosotros, que no tenemos nada y que dependemos de trabajar diariamente para algo tan básico como comer decentemente o simplemente comer. Así que imagínese… nosotros, los campesinos pobres, los asalariados, los empleados zafrales, siempre somos los más sensibles a estos vaivenes de precios y cambios en los volúmenes de producción…

-Debe de ser terrible depender tanto de los mercados…-le dijo la chica, animándolo…

-¡Ciertamente! ¡Es terrible! –y continuó- Estábamos en una de esas rachas… en un bajón de precios; lo que se estaba cosechando estaba cubriendo apenas los costos, había incertidumbre sobre si se seguiría cultivando inmediatamente o no y el dinero que estábamos ganando… pues, no nos permitía especular sobre si habría trabajo o no. Era casi seguro que en no mucho tiempo pasaríamos hambre. Había que buscar trabajo fuera y lo único que se me ocurrió, junto con un grupo de personas como yo fue emplearnos como mercenarios.

Las Casas de Leva Estelar abundan en planetas como éste. Casi todas las ciudades importantes tienen una. A las milicias les encantan los campesinos y aquí abundan. Saben que pueden pasar años sin que ningún ciudadano entre a llenar un formulario de enrolamiento, pero cuando la economía se cae pueden, de un día para otro, tener centenares de miles, millones, de reclutas, de buenos reclutas.

-¿Son buenos reclutas?

-Los campesinos somos los mejores…

-¿Y hay trabajos para todos en la milicia?

-¡Claro que sí! ¡Si hay algo que no falta en este universo son guerras! ¡Porque como si no alcanzara con hacer la guerra por todos los motivos políticos que se pueda imaginar, además se hace la guerra por la guerra misma!

-No lo entiendo…

-La guerra es un negocio en sí… y todos los que ganan grandes cantidades de dinero con las guerras no permitirán que se terminen.

-Es triste que piense así…

-¿Triste? Es real… Veamos…¿Usted quería saber cómo comencé a preocuparme por los desempleados? ¿Y por qué me dicen El Sindicalista? Le contaré por qué y debería de saber que mucho de lo que sucedió lo averigüé luego, preguntando, investigando…

-Cuénteme… para eso estoy aquí…- le dijo la periodista.

-Luego de firmar un contrato y de que nos adelantaran algo de dinero, que hicimos llegar a nuestras familias, nos embarcamos hacia Feel-9, donde estos contratistas tienen su base. Allí nos quedamos por unos diez días estándar o quizás más… No teníamos prisa en realidad, pues nuestros contratos eran por un período de tiempo fijo, no por una campaña en especial…

-¿Ganaban dinero sin combatir? ¿Sin trabajar?

-Pues sí… y no era nuestro problema… pero sabíamos que en algún momento íbamos a ganarnos nuestro dinero… a trabajar, como dice usted.

-Entrenaron durante ese tiempo, supongo…

-No, solo comimos y dormimos…

-Eso es extraño…

-Si, lo era, pero en ese momento solo estábamos felices… Nuestras familias tenían dinero, nosotros comíamos y todo estaba bien… Aunque yo tenía un mal presentimiento…

-Un… ¿Mal presentimiento?

-¡Ajá! No era normal no entrenar… Por lo menos se supone que tienes que practicar con el equipo que utilizarás en el combate, familiarizarte con él, practicar tiro… Cuando finalmente nos equiparon, mi presentimiento fue empeorando…

-¿Qué sucedió?

-Prácticamente nos equiparon al pie de los transportes… Nos poníamos los uniformes, nuestras armaduras, tomábamos nuestros rifles, nuestras mochilas y nos subíamos a las naves que nos llevarían a nuestro destino…

El Sindicalista hizo una pausa y continuó…

-Todo nuestro equipo estaba reluciente, era nuevo, sin estrenar, todo, arma, uniformes, protecciones… los uniformes eran muy bonitos y coloridos…

-¿Y eso no es normal?

-No… no lo es… para soldados novatos como nosotros no… Los rifles brillaban… Les vi la marca… eran BLUFU… y empecé a preocuparme en serio.

-¿Por la marca de fabricación?

-Si… había escuchado cosas sobre BLUFU… Aquí ya la conocíamos…

-Yo he comprado electrodomésticos BLUFU… ¿Son tan malos?

-No, no son malos… ¿Sabe que BLUFU es un planeta? Es un planeta que es una inmensa fábrica… Allí fabrican todo, absolutamente. Como fabrican masivamente es normal que haya mercadería que salga con problemas de calidad…

La periodista escuchaba atentamente… comenzó a alzar una ceja y pareció a punto de decir algo…

Más El Sindicalista la interrumpió-Pero el punto es que ellos tienen muy buenos filtros de calidad… Seguramente sus electrodomésticos son excelentes…

-No entiendo entonces…

-Por otro lado tienen un defecto, un serio defecto…

Al ver que la periodista no iba a comentar nada continuó.

-Ellos venden todo, absolutamente.

-No…

-Si usted es un oportunista y quiere comprar mercadería barata, en BLUFU siempre hay ofertas. No quiere decir que tengan mucha mercadería defectuosa pero es tan monstruoso el volumen que producen, de todo, que seguramente siempre hay enormes cantidades de “algo” en oferta…

-¿Y producen armas?

-Muchas… ya le mencioné que esas armas, todo el equipo en realidad, era BLUFU.

-¿Esas armas no funcionaban?

-No lo sabríamos hasta disparar, pues si algo no soy es experto en armas, pero comencé a investigar los rifles y muchos tenían defectos visibles, miras y caños defectuosos, problemas en las pantallas de tiro o simplemente la electrónica no les funcionaba, cargadores que no calzaban bien, muchas cosas… Hasta me llegué a preguntar si las municiones eran realmente municiones y si las armaduras detendrían algún disparo o todo era un chiste para hacernos parecer soldados.

-¿Pensó que podían ser una especie de “puesta en escena”?

-Eso pensé... Es más, deseaba que fuera algo así, que nuestro trabajo no iba a ser dispararle a nadie sino aparentar ser peligrosos, por alguna razón, para asustar a alguien… Quizás nos llevaban a algún lugar en donde nuestra presencia fuera suficiente para ahuyentar a rebeldes civiles, a estudiantes protestones, cosas así.

-¿Y qué sucedió?

Julius suspiró. Parecía que lo que debía recordar no era de su agrado.

-Al descender en Harmony 11, que así se llamaba el planeta, nos llevaron a unas trincheras… en plena zona de guerra. Bajamos bajo fuego enemigo y perdimos dos o tres naves transporte… Rápidamente nos escondimos en unas anchas zanjas que… pues… -suspiró- estaban llenas de muertos y heridos. Les estaban dando una soberana paliza y supuse que nosotros éramos los refuerzos.

Resultamos ser el recambio… en las mismas naves que llegamos se fueron todos los que quedaban vivos, heridos o no y también los muertos… afortunadamente se los llevaron también. Las trincheras quedaron para nosotros.

-¿Tenían miedo?

-¡Claro que teníamos miedo! Y más miedo tuvimos cuando siguieron disparándonos y nos dimos cuenta de que las trincheras por sí mismas no nos protegían lo suficiente… -respiró hondo y continuó- Y peor fue cuando pretendimos disparar con nuestras armas y muchas fallaron… no todas, pero un porcentaje alto ni siquiera disparó…

-¿Y qué hicieron?

-¡Rezar! Rezamos para que al enemigo no se le ocurriera acercarse a las trincheras… Y los que teníamos armas que relativamente funcionaban disparábamos el doble, para no mostrar nuestra debilidad…

-¿Eso resultó?

-No… al aumentar la cadencia de fuego las armas que parecían sanas mostraron otros defectos y gran cantidad dejaron de funcionar…

-La mirada desesperada de Julius a la periodista parecía revivir ese momento- Pero por el momento no atacaron las trincheras, se dedicaron a seguir machacando nuestras posiciones con cohetes y armas pesadas y algún ocasional disparo de fancotirador.

Así estuvimos por lo que pareció tres ciclos diurnos… el día allí duraba como treinta horas estándar. Nos turnábamos para descansar, tratábamos de reparar algún arma y sobre todo mirábamos hacia el lado del enemigo. Sabíamos que en cuánto decidieran atacarnos, sería nuestro fin.

-¿Y qué sucedió luego?

-Cuando pensaron que estábamos suficientemente machacados, atacaron…

La periodista guardó silencio, expectante.

El Sindicalista continuó su relato –Ya desde los primeros disparos vimos que no los íbamos a contener. Nuestro poder de fuego era muy reducido y peor todavía, la munición de la que disponíamos no parecía perforar sus armaduras… ¡Era un espectáculo horrible ver acercarse a esos gigantes acribillando nuestras líneas! En ese momento no sabía que los atacantes eran los Tourí de Kampelen, de las mejores tropas mercenarias de todo el Universo Conocido…

-¿Y cómo sobrevivieron?

-No todos sobrevivimos, pero cuando ellos llegaron a las trincheras y ya nos dábamos por muertos, de pronto el ataque se detuvo... ¡Parecía un milagro! ¡Se detuvieron!

-¿Se detuvieron?

-¡Si! Quedaron quietos, apuntándonos con sus armas, con sus armaduras  y máscaras faciales pintadas, sin moverse,  totalmente inmóviles, como si estuvieran escuchando alguna orden o conversaran entre ellos.

-¿Y luego?

-Se retiraron… totalmente. No cruzaron ni media palabra con nosotros, simplemente se dieron media vuelta y se marcharon.

-¿Eso sucedió?

-Eso sucedió… Y a partir de allí me prometí ayudar a todos los que buscaban empleo para que no cayeran en trampas como esa… Si el empleo es riesgoso, que por lo menos tengan la posibilidad de defenderse… Y luego me hice defensor de los sindicatos.

-¿Por eso le llaman El Sindicalista?

-Me llaman El Sindicalista porque un sindicato me salvó la vida.

-No entiendo…

-Luego de que nos sacaran de ese planeta o de que sacaran a los que quedábamos vivos, que no éramos muchos –aunque podría haber sido peor-, no regresé inmediatamente aquí. Quedé conmocionado por lo que sucedió en ese planeta, así que a la vez que pensaba en cómo hacer para ayudar a todos aquellos desempleados, a los  desesperados que estaban dispuestos a ir a cualquier parte y a hacer cualquier cosa sin ningún tipo de garantías, investigué lo que había sucedido en Harmony 11, hasta encontrar una respuesta … ¡Es que quería saber por qué no estaba muerto!

Escuche bien, porque aquí comienza la parte más interesante de su entrevista…

La periodista tomó un sorbo de té y se dispuso a escuchar.

 

El primer factor de esta historia eran los Taurí, las tropas mercenarias enemigas. Nuestro contratista estaba convencido de que no importaba las tropas que pusiera frente a los taurí, estas serían derrotadas por esos mercenarios. De hecho estaba pasando. Sus tropas estaban siendo masacradas y sus costos en materiales y en personal, sueldos y seguros, se le estaban yendo de las manos. En determinado momento decidió que si no bajaba los costos perdería dinero.

-¿No se podía retirar del lugar?

-No… perdería el pago del trabajo y perdería futuros contratos.

-Pero sabía que no podía ganar…

-No necesitaba ganar… el contrato solo lo obligaba a combatir, a resistirse y a tener bajas. No era necesario ganar para cobrar.

-Entonces…

-Contrató los mercenarios más baratos que pudo encontrar y les proporcionó el equipo más barato que existía.

-Armamento y accesorios BLUFU…-dijo la chica, pensativa.

-Así es, todo nuevo y reluciente, pero defectuoso… y obviamente comprado a un precio ridículo.

-¿Y ustedes también eran baratos?

-¡Claro! No teníamos experiencia militar y estábamos desesperados por ganar algún dinero. Salarios bajos y seguros de vida bajos, eso éramos. Supongo que entre el equipo y nuestros pagos poner a uno de nosotros en esas trincheras le costó la quinta parte de lo que podía haber costado un profesional.

-Y los iban a matar…

-Nos iban a matar a todos… pero aun pagando el seguro, le quedaba por cada uno de nosotros un dinero importante.

 

El segundo factor es que las fuerzas mercenarias más poderosas –y también las más costosas- están sindicalizadas. Estando organizados y en una profesión tan riesgosa, tienen determinadas garantías, mejores seguros, mejor cobertura médica, mejor equipamiento… demás está decir que ellos jamás hubieran caído en una trampa como la que nos hicieron a nosotros.

La periodista lo miraba pensativa.

 

Y el tercer factor fue la reunión.

 

Esto sucedió en una nave estelar orbitando un planeta no especificado, apenas una hora estándar antes del avance de los taurí a las trincheras que ocupaban Julius Nase y compañía en Harmony 11:

“El clima en torno a la mesa era algo áspero. El general Tini, encargado por la Federación de negociar con los sindicalizados Tourí y Senkanos, principal cuerpo mercenario con el que contaban, escuchaba con atención, pero cada vez se sentía más inquieto. La negociación no le estaba siendo muy favorable.

-¡Habíamos acordado que por cada 300 ciclos estándar de servicio se nos iba a dar una décima parte de lo ganado como premio y diez ciclos de alojamiento pago en Vontuneque!- dijo Xo´Xor, comandante taurí.

El general Tini imaginó a las huestes tourí y senkanas en los casinos y playas de Vontuneque y no pudo menos que exclamar:

-Estimado comandante, dudo mucho que a las autoridades vontuneques les agrade o acepten esa idea…

-Y por qué razón, general? Es que nuestro dinero vale menos que el de todos los otros visitantes?

-Sin duda que no, pero…

El tourí, sin duda muy molesto, lo interrumpió.

-Nos pidieron exclusividad… nos pidieron que solo peleáramos por la Federación y por nadie más. Esta condición del contrato nos ha costado perder a antiguos y queridos clientes, a muchos de los cuáles terminamos combatiendo en vuestro nombre. Hemos cumplido, con creces, nuestras obligaciones.

El comandante tourí se levantó y junto con él, tres oficiales más –dos tourí y un zenkano-. Cuadrándose dijo:

-Está claro que todavía no tenemos el respeto que merecemos. Está claro que por contrato debemos pelear sus guerras, pero también está claro que si bien nosotros cumplimos, ustedes no… así que cuando hay un acuerdo y se rompe, se rompe por las dos partes. A partir de ahora nuestros frentes de combate se detienen, sean donde sean y totalmente y así será hasta que reflexionen y revisen su situación. ¡Paramos por tiempo indeterminado, señores!

El general Tini miró estupefacto a sus colegas de la Federación y luego a los acompañantes del tourí que había hablado. Cada uno de ellos era el representante de una fracción de ese cuerpo de mercenarios, el mejor de todos los conocidos, y por un momento pensó en proponerles por separado algún tipo de acuerdo. Pero sabía que eso era imposible. Ellos estaban sindicalizados –de hecho eran un gigantesco y poderoso sindicato- desde hacía mucho tiempo y si bien eran millones, sin duda a la hora de tomar decisiones eran uno.

El tourí se inclinó levemente, sin dignarse a mirar la cara de desesperación de sus contratantes.

-Caballeros…-

Y se retiraron.

A partir de ese momento y a medida que iba llegando dicha orden,  todas las unidades tourís y zenkanas que operaban a lo largo y a lo ancho del universo conocido detuvieron sus actividades.”

 

-¿Eso sucedió? ¿Un paro por tiempo indeterminado?

-Esa es la versión más exacta que escuché de lo que sucedió.

-¡Y por eso se salvaron ustedes!

-Exactamente… ¡por un paro por tiempo indeterminado!

 

La periodista lo miró comprensivamente. Ahora comprendía cabalmente porqué el apodo.

 

 

                                                FIN

 

¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?

 

Esta historia dio inicio una tarde, que como todas las tardes comenzó unos minutos luego de haber llegado de almorzar. Almuerzo fuera, invariablemente, porque aunque lo hago bastante frugalmente –con un sándwich y un poco de jugo de naranja me arreglo perfectamente- me hace bien caminar, distraerme, cambiar de silla. Entonces, a las 13 y 15 y ya con un café en la mano, continué con las entrevistas y citas que había comenzado por la mañana. En la hoja donde aparecían mis próximas visitas había un nombre que me sonaba conocido… Joao… Joao De Oliveira… De Oliveira…¡Claro! ¡Habíamos compartido no hacía demasiado tiempo un seminario sobre liderazgo en un instituto tecnológico de Sao Paulo! Él dijo trabajar en un campo que, si no recordaba mal, no tenía absolutamente nada que ver con mi especialidad.  ¿A qué vendría?

Tres entrevistas después llegó su turno.

Luego de un breve saludo, en donde advertí cierto febril entusiasmo me dijo:

-¡Tengo un excelente negocio para ti!

Aclaro que mi trabajo es administrar fondos de inversión, por eso la propuesta. Recordé que cuando nos conocimos le mencioné algunas características de mi trabajo a Joao y a algunos compañeros de curso, pues fue parte de una especie de “taller”, algo usual en esas actividades. Algo despeinado, desaliñado en general, con la mirada algo nerviosa -todo lo que podría describirse como “desprolijo”-  no parecía la persona más adecuada para confiarle dinero. Pero…

-Dime…

De algún lugar de una especie de portafolios que traía colgado de uno de sus hombros, sacó dos pequeños recipientes de plástico cerrados y transparentes, en donde luego de mirar con atención advertí hormigas… si, hormigas vivas.

-¿Las conoces?-preguntó

-Si, son hormigas… -respondí, evitando apenas sonreír.

-Atta sexdens –dijo, señalando el recipiente de su izquierda- y Atta cephalotes – dijo, señalando al otro… respiró y continuó- Son hormigas comestibles…

Algo había oído. Es más, había escuchado que había tres famosos restaurantes en Sao Paulo que vendían platillos hechos con hormigas y cobraban precios increíbles por ellos.

-¿Estas son?

-Si… estas son las famosas hormigas comestibles… y aquí… -me dijo, entregándome una prolija carpeta de tapa transparente- están las propiedades nutricionales de las hormigas… ¡Te asombrará lo nutritivas que son! ¡Son además mucho más eficaces al transformar recursos en proteínas y otros nutrientes! ¡Son asombrosas! ¡Y además son un alimento más sano que casi cualquier otro que puedas encontrar en el mercado!

Mi cabeza me trabajaba a toda velocidad. Seguramente su proyecto era instalar un criadero de hormigas… ¿Era eso posible?

-¿Planeas dedicarte a criar de estas hormigas? ¿Para luego venderlas a restaurantes?- Seguramente se obtendría buen dinero.

-En realidad es más complejo que eso- me respondió- Tu sabes que estamos pasando por una crisis alimentaria importante –yo sabía por la prensa que aquí mismo en nuestro país, había regiones con problemas serios de alimentación-. Imagínate –continuó Joao- qué darían países populosos como China e India para garantizar la seguridad alimentaria de sus ciudadanos… o las zonas en dónde hay dificultades de infraestructura, pobreza de suelos y constantes sequías como tantos lugares de Africa… Piensa en el dinero que haríamos  si pudiéramos venderles alimentos o la manera de obtenerlos, ofreciéndoles alternativas más sanas, más nutritivas y más baratas que otras…

-Bueno, sí, sería muy buen negocio…

-Pero no lo podríamos hacer con ellas –dijo Joao señalando a las hormigas frente a sí

-¿Ah, no?

-¡No! Necesitamos más… pues, más volumen.

-¿Más volumen? Tengo claro que para abastecer de hormigas comestibles a no sé, mil, mil quinientos o dos mil millones de personas sin duda se necesitarán muchas hormigas- dije, haciendo énfasis en el “muchas hormigas”.

-Yo estaba pensando en otra cosa… en hacerlas más grandes, enormes digamos, del tamaño de una vaca quizás…

Lo quedé mirando. ¿Estaría hablando en serio?

Parecía que sí…

 –Una hormiga con el tamaño de una vaca y sin ninguna de sus contras -continuó

-¿Estás hablando en serio?-insistí

-Totalmente- dijo, muy convencido.

-¿Y en qué yo podría ayudarte?-lo mejor sería seguirle la corriente.

-En este momento necesito dinero para llevar a la práctica mis ideas. Aquí… -dijo, sacando otra carpeta y poniéndola sobre la otra- está el marco teórico sobre el que trabajaré. He estado estudiando durante meses las cadenas genómicas de estas hormigas y  si manipulo los genes correctos puedo obtener en un tiempo razonable hormigas del tamaño que deseo. Te dejo a ti el ejercicio de multiplicar los beneficios netos por la cantidad de kilos y  obtendrás unas ganancias espeluznantes…

-Del tamaño de una vaca…- dije casi para mí mismo, en algo parecido a un suspiro.

-Así es- dijo, y continuó.

-Ya está probada la calidad del producto. Solo necesitamos producir una cantidad decente para comercializar.

-¿Y con esas hormigas gigantes se lograría?

-Totalmente.

-Pero… ¿no serían peligrosas? ¡Serían monstruos!

-No olvides que son vegetarianas…

-Pero podrían ser agresivas…

-¡No! ¡Son muy amables! Míralas… Toma una si quieres…

Destapó uno de los recipientes, tomó una de las hormigas y la puso sobre mi mano extendida. En realidad el animalito no parecía nada agresivo, más bien asustado, aunque me llamaron la atención sus impresionantes mandíbulas, desproporcionadas, enormes. Así se lo hice saber a mi posible socio.

-¡Sus mandíbulas asustan!

-Recuerda que con esas mandíbulas cortan hojas, pasto, todo lo vegetal que han de llevarse a su casa… sobre eso crece un hongo, un hongo muy específico, y ellas se alimentan del hongo.

-¿Entonces ni siquiera comen vegetales?

-En realidad no…

-¡Qué animalitos extraños!

-Puede ser que sean extraños, pero nos darán muchísimo dinero…

La idea de ganar dinero y muchísimo por añadidura, era muy atractiva… pero esas enormes mandíbulas, multiplicadas por mucho, me daban una sensación que hacía que se me erizara la piel.

-¿Y estás seguro que no serán peligrosas?

-En realidad ellas pueden atacar a otros seres vivos… pero no son carnívoras. Solo lo hacen con aquellos que creen son una amenaza.

-¿En defensa propia, digamos?

-Si, exclusivamente en defensa propia, solo defendiendo el hormiguero, su nido, su reina.

-Es muy emocionante…

-Recuerda que cada kilogramo de sus proteínas tendrá un costo muchísimo menor que la carne vacuna y es, por lejos, mucho más nutritivo.

-Está bien… si me garantizas que no hay riesgo para la seguridad de las personas te apoyaré… No dejo de pensar en sus enormes mandíbulas… y en el gran tamaño que esperas darles.

-Tú tranquilo… no son hormigas carniceras… A esas les tengo temor en su tamaño normal, imagínate mil veces más grandes…

-¿Y cuánto dinero necesitarías para avanzar en tus investigaciones?

La cantidad que requirió no era exorbitante y si bien no manejo grandes cantidades de dinero, estaba dentro de mis posibilidades. Transferencia monetaria mediante, pudo comenzar su siguiente fase en el proyecto.

Solo había algo que me intrigaba... Joao no había sido del todo sincero cuando habló del “pacifismo” de esas hormigas… Vi un video en que una de ellas rebanaba un pedacito de piel de la mano de un presunto atacante, que no era más que un observador, un estudioso. Esas mandíbulas ciertamente inspiraban respeto… y eso me tenía preocupado y algo nervioso.

 

Pasaron algunos meses en donde, de todas mis inversiones, siempre trataba especialmente de estar al tanto de los avances del proyecto de Joao. Había arrendado una enorme fábrica abandonada en las afueras de la ciudad, en donde a fuerza de reformas, hormigón y alambradas había construido sus corrales de crianza. El laboratorio funcionaba en las mismas instalaciones, lo que le permitía no perderle pisada a ninguno de los procesos. Me sentía muy entusiasmado con ese proyecto en particular, no solo por lo revolucionario de su plan de negocios sino porque ganaríamos una cantidad impresionante de dinero con él. Sabía lo que significaba… más dinero, más inversiones y más dinero y así. Sonreía para mis adentros pensando en mis buenos números y en el inmenso prestigio que ganaría.

 

El proyecto parecía estar encaminado… el tamaño definitivo de las hormigas estaba logrado -¡eran enormes!- y los resultados proteínicos y de otros nutrientes eran excelentes, incluso mejor de lo esperado.

Pero a medida que avanzaban los días el tono de Joao sugería  que había cosas que no andaban bien… Dejaba ver preocupación, duda y hasta temor.

Hasta que una mañana al despertar encontré un mensaje de Joao en mi teléfono. Lo había enviado ya bastante pasada la medianoche.

“Te envío este mensaje porque no sé si luego podré hacerlo. La situación aquí se me ha ido un poquitín de las manos. He cometido algunos errores, totalmente involuntarios debo agregar”-comenzaba, con un tono nervioso- “Debido a un defecto en el mapeo genético, o quizás a  algún error accidental en la manipulación, hemos registrado algunas mutaciones indeseadas o por lo menos sorpresivas…Mira, estoy seguro de que han estado mostrando señales de un incremento importante en su inteligencia y esa podría ser una interesante noticia ¿no? –su risa sonó extraña- pero también he descubierto recientemente que tienen una reina y que están construyendo galerías subterráneas... ¡Imagínate!  Quería mantenerlas en la superficie, para poder manejarlas con más facilidad pero han roto los pisos de los criaderos y comenzaron a excavar, tal como lo hacen allí afuera.  Además –su voz se notó más tensa- en estos últimos dos días desaparecieron cinco trabajadores, lo que sería una muy mala noticia, la peor de todas en realidad. Es que revisando los ensayos y los genes que cambiamos, existe la posibilidad e insisto, solo la posibilidad, de que puedan haber comenzado a usarnos  como substrato para alguna especie de hongo que crezca sobre animales y que ellas puedan consumir o, siendo más pesimista, que se alimenten directamente de nosotros,  algo que diría imposible en otras circunstancias… pero ahora todo ha cambiado. La verdad es que estoy muy sorprendido por lo que está sucediendo… y también tengo un poco de miedo… si se confirma que atacan animales o humanos, pues, sería algo terrible y hasta nuestra seguridad correría peligro… pero no tengo ninguna certeza de que así sea.  Como aparentemente disminuyen la actividad por la noche trataré de saber que está sucediendo. Bajaré a las galerías con algunas personas que contraté y trataremos de encontrar a alguno de los desaparecidos o por lo menos enterarnos de lo que está sucediendo. Necesito ver ahí abajo, tomar muestras, capturar algún ejemplar para analizar…  Estoy decidido a no abandonar el proyecto tan fácilmente y haré lo necesario para llevarlo por el buen camino nuevamente.”

 

Eso fue lo último que supe de él. Esa noche desapareció. Jamás fue encontrado, ni ninguna de las personas que se encontraban en el recinto esa noche. Seguramente la incursión de Joao al subsuelo fue el detonante de algo que, tarde o temprano sucedería.

Tampoco fue la principal de mis preocupaciones. Hubo un alboroto por todas las personas desaparecidas y tuve que brindarles a las autoridades del estado todo lo que sabía sobre el proyecto, además de contratar a suficientes abogados como para que no me relacionaran más de lo necesario con lo que había pasado en el laboratorio. En las instalaciones no encontraron absolutamente nada que los ayudara a entender lo que había sucedido, excepto los enormes hoyos en los pisos de cemento de las jaulas, que llevaban a unas galerías que al parecer tenían cientos de metros de longitud, con algunas de ellas que se internaban en la profundidad del terreno.

 

Por otro lado cuando las dos nuevas especies de hormigas gigantes, además de arrasar con todo tipo de cultivos y hatos ganaderos, comenzaron a atacar poblaciones de humanos todo se puso tan aterradoramente interesante que solo tuve tiempo para pensar en mudarme a un lugar donde las hormigas no lleguen -¿dónde sería?- y jugar mi última carta en las inversiones: un revolucionario y ultra potente insecticida que va a matar selectivamente a esos traicioneros monstruos. ¿Qué puede salir mal?

 

                                                                                        FIN