A Ricardito,
como a la mayoría de los niños, le gustaba más las vacaciones que ir a la
escuela y también, como a la mayoría de los niños, no le gustaba mucho el
invierno. En realidad lo que menos le gustaba del invierno era ir a la escuela.
Estoy
de acuerdo en que es muy sacrificado levantarse temprano durante esa estación,
con temperaturas muy bajas, para estar en la escuela a las 8 de la mañana o
unos minutitos más tarde cuando cambian el horario, pero no justifico la
estratagema ideada por Ricardito para cambiar esa situación.
Es
que tuvo la brillante idea, que compartió con un grupo de niños y niñas que
iban a la misma escuela, de alargar las vacaciones de Julio. Se preguntarán
como podrían hacerlo. Sencillo, decidieron comprarse una maquinita del tiempo.
Es
cierto que a los niños se les prohíbe usar y por supuesto comprar esas máquinas -¿o ustedes conocen algún niño
que tenga una?- pero ellos iban a juntar la mayor cantidad de dinero posible,
buscarían en internet y en algún lugar que no preguntaran la edad comprarían la
máquina.
Mientras
juntaban el dinero buscaron en los catálogos la máquina más apropiada. Había
máquinas de muchos precios, nuevas y usadas. Había algunas que permitían viajar
en el tiempo un minuto, otras una hora, otras un día, otras una semana, otras
un mes y con las más caras podía viajarse un año atrás.
Pero
ellos querían una que viajara exactamente dos semanas hacia atrás… pues tenían
un gran plan para utilizarla. Al final consiguieron una máquina usada y
bastante barata. Destartalada y despintada como estaba, para ellos era la
máquina más hermosa del planeta.
¿Qué
plan piensan que tenían? Uno muy
ingenioso por cierto… al llegar el último viernes de las vacaciones de julio,
usarían la máquina para ir dos semanas hacia atrás… y cuando llegaran
nuevamente al último viernes otra vez viajarían dos semanas hacia atrás y así
tantas veces como quisieran. De esa forma siempre tendrían dos semanas de
vacaciones por delante…
Como
de todos ellos, Cecilita era la más inteligente, decidieron que solo ella
manejaría la máquina. Cecilita lo primero que hizo fue tratar de leer el manual
de manejo… ¡Pero se llevó una desagradable sorpresa cuando vio que estaba en
japonés! ¡Y ella no entendía nada de ese idioma!
Pero
como era muy, pero muy responsable, buscó la forma de copiar todo y ponerlo en
el traductor de la computadora. Le dio mucho, pero muchísimo trabajo, tanto que
al ver que se venía el viernes encima hasta dejó de dormir para aprender a
manejarlo.
Y
fue quizás por haber estado tratando de aprender a utilizar la máquina
durmiendo tan poco que cometió un pequeño error, pequeñísimo en realidad…
Cuando
llegó el último viernes de las vacaciones de julio, todos se subieron a la maquinita
del tiempo. Luego Cecilita la hizo funcionar… ¿Y qué pasó? ¡El error que
cometió hizo que la maquinita, en vez de llevarlos dos semanas atrás, los
llevara dos semanas adelante!
¡Fue
un lío tremendo! ¿Tienen idea de todos los deberes atrasados que tuvieron que
hacer para ponerse al día? ¿Y todo lo que tuvieron que estudiar? ¿Y las
explicaciones que tuvieron que dar?
Tanto
se arrepintieron de intentar hacer más largas las vacaciones de julio que
prometieron solemnemente nunca más usar una máquina del tiempo y para recuperar
el dinero la pusieron nuevamente a la venta en internet. Así que si desean una
maquinita del tiempo barata y que funcione perfectamente –aunque les recuerdo
que el manual de uso está en japonés- se las recomiendo.
FIN
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