Queridos amigos y amigas, reapareciendo en un mundo cada vez más a tono con la ciencia ficción... Por la ciencia ficción y la fantasía!!! Es un secreto, pero nunca me fuí... Aquí estaré: pablodaniel.gandalf@gmail.com... Un gran abrazo!!!


viernes, 13 de julio de 2018

EL SORTEO



       
¡ESTE AÑO NO HAY MELONES!, eso decía el cartel, con letras grandes y bien dibujadas.

¿Así que quieren saber por qué Pirrichín Gome, este año no tiene melones?
El 27 de diciembre del año pasado Pirrichín fue, como tantos otros vecinos y vecinas hasta la plaza, como es costumbre todos los años, para presenciar los resultados de El Sorteo. Para algunos El Sorteo, para otros La Lotería, lo cierto es que era el suceso anual más importante y era transmitido en vivo en una gran pantalla que se colocaba para las grandes ocasiones.
La mayoría de ellos llevaban lápices y pequeños cuadernos, donde anotar algún resultado especialmente interesante. Muchísimos además llevaban algún bocado liviano, algo de beber y una silla o banco plegable para sentarse, pues El Sorteo no era algo que tardara poco.
Claro que no es necesario ir hasta allí… tampoco es necesario anotar nada. Todos los resultados están en las terminales hogareñas y para obtener toda esta información solo hay que consultar la pantalla pero… no es lo mismo. Una cosa es estar en tu casa, revisar y volver a revisar, pensar, planificar, enojarse -o alegrarse- y muy otra es encontrarse con los vecinos y vecinas, charlar, ver sus caras y compartir la tensión previa del sorteo y luego sus resultados. No hay nada como eso.
La hora llegó y luego de un número musical que hizo bostezar a los más viejos y llevar el ritmo a los más jóvenes un presentador irrumpió en la pantalla.
-Buenos tardes, estimados conciudadanos y conciudadanas, bienvenidos a la Edición Número 68 de nuestra Lotería Climática Planetaria-
El Control Climático era un hecho en todo el planeta desde hacía ya muchos años. Lo que no se había podido resolver adecuadamente eran las controversias y discusiones sobre qué climas le correspondía a cada región o “por qué a tal lugar tantos milímetros de precipitaciones y a nosotros tanto” o “por qué estas temperaturas tan bajas” o “por qué estas temperaturas tan altas” o decenas de reclamos más. Es que era imposible no solo imponer a todo el planeta el mismo clima benevolente y deseado sino que además era imposible tener a todos climáticamente contentos. Nunca una configuración climática tuvo el cien por ciento de aprobación de la población afectada y el gobierno estaba seguro de que si le tocara a alguna región en particular un año entero de primavera, también se quejarían.
Cansadas de tantos conflictos y de probar soluciones, las autoridades  habían decidido implantar una lotería, un sorteo anual, en donde todo el planeta era dividido en secciones y sub-secciones y allí se determinaría qué clima tendrían durante un año exactamente, hasta que se hiciera el sorteo siguiente.
No era la solución perfecta pero era una solución y aparentemente imparcial, así que se comenzó a hacer año tras año.

El espacio frente a la pantalla se había llenado de bullicioso público. Pirrichín, que había llegado temprano como siempre, había instalado su silla en la primera fila y entre él y la pantalla solo había algunos representantes del gobierno y un puñado de agentes del orden, que cuidaban no solo la pantalla sino también de que nadie, al tomarse a mal alguna configuración climática hiciera algún desbarajuste.
No era el caso de ese pueblo, pero en otros lugares se habían dado violentas revueltas con todo tipo de actos vandálicos en protesta por un clima que pensaban les había sido desfavorable.
Claro que a nadie le tocaba un año entero sin llover o un año entero lloviendo… Existía un equilibrio climático planetario y a este equilibrio lo administraban los técnicos climáticos y sus cerebros auxiliares y por supuesto si decían “En tal lugar a partir de las 14 y 35 lloverán 15 milímetros” así sucedía. Lluvia, nubosidad, velocidad y dirección del viento, humedad y  temperaturas ambientales, todo se sabría de antemano, justo ese día.
Eso era un gran y ventajoso cambio para los humanos.

Pirrichín estaba expectante. Sus melones se habían vuelto famosos. Con su exquisito sabor y su gran tamaño ya había comprometido gran parte de su futura producción. Solo necesitaba plantar en febrero.
La verdad que El Sorteo lo había beneficiado mucho en estos últimos años, con pautas climáticas muy apropiadas para el cultivo de melones, que se habían vuelto su especialidad y sus últimas producciones habían sido espléndidas, con magníficas ganancias. Es más, en el sorteo pasado, eufórico, había abrazado y estrechado las manos de todas las autoridades civiles y a los policías que estaban en el frente de la pantalla. Claro que ellos no tenían absolutamente nada que ver con la planificación del clima pero a algún representante del gobierno tenía que comunicar su alegría... ¿Y qué mejor que ellos?
En ese momento él estaba tratando de calcular mentalmente –por enésima vez- cuánto dinero ganaría con su próxima cosecha cuando comenzó a bajar de a  poco a la realidad, cayendo en la cuenta de que ya estaban detallando el  futuro clima de su región…
-No…- comenzó a gruñir- ¡No, no, no! ¿Qué hacen? ¡Está todo mal!- terminó gritando.
Como estaba en primera fila, las autoridades que él tanto había ensalzado el año anterior lo miraron esta vez con gesto adusto. “¡Cállese!” le dijo uno discretamente.
Pero su tono de voz no fue suficiente para ser escuchado.
Pirrichín estaba gritando nuevamente -¡Está mal, todo mal! ¡La máquina se equivocó! ¡Con esa configuración de clima no podré plantar mis melones! ¡No llueve cuando tiene que llover y llueve cuando no tiene que hacerlo! ¡No puede estar bien! ¡Se equivocó! –y para terminar gritó -¡Las temperaturas también son horribles!-.
Los guardias civiles lo miraron con perrunas ganas de hincarle los dientes…
-¡Cállese de una vez!- le dijo uno
-Pero es que se equivocaron- contestó, en un tono mucho más bajo.
-No se equivocaron, claro que no, nunca se equivocan.
Pirrichín iba a abrir la boca para contestar cuando le dijeron nuevamente
-¡Ni hable! ¡Está molestando a todos con sus reclamos!
Pirrichín miró hacia ambos lados y discretamente hacia atrás y se sintió  observado y también criticado.
-Pero yo quería plantar melones en febrero…
-Lo siento mucho, si quiere plantar melones tendrá que mudarse a una configuración climática más apropiada.
-¿Configuración climática más apropiada? Mi tierra está acá, pinche pendejo… ¡A la mierda la lotería!
-¿Perdón? ¿Qué dijo?
-Nada, nada de nada, solo murmuraba para mí…- ¡Cabrón!, dijo totalmente en su interior.

Así que por eso este año no tiene melones.
¡Y no hagan que se los cuente dos veces que no estoy de humor! ¡Yo también me había aficionado a los melones de Pirrichín!

 ¡ESTE AÑO NO HAY MELONES!, eso decía el cartel, con letras grandes y bien dibujadas.

                                          FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario