Queridos amigos y amigas, reapareciendo en un mundo cada vez más a tono con la ciencia ficción... Por la ciencia ficción y la fantasía!!! Es un secreto, pero nunca me fuí... Aquí estaré: pablodaniel.gandalf@gmail.com... Un gran abrazo!!!


sábado, 30 de diciembre de 2017

LOS OJOS DE ELLA- VERSIÓN UNO

A este relato lo escribí hace bastante tiempo y es parte de una serie de cuentos de este tenor que mostré poco y nada. Algunos de ellos tienen bastante humor, que no es el caso de éste. Lo que mostraré ahora es la versión original y a continuación una versión transformada. Como dije al principio es un ejercicio.                       

                           LOS OJOS DE ELLA

Yo la amo. Amo sus muslos, sus pantorrillas, sus pies, su vulva, su ombligo, su trasero, sus senos, su cuello, su boca, sus orejas, su pelo, sus ojos… Amo sus ojos. Muchas cosas me atrajeron cuando la conocí, pero sus ojos fueron la manzanita que nos condenó. Sin sus ojos yo no podría vivir ni dos días. Suerte que los tengo cerca, allí, en el tercer estante, entre su pie derecho y sus orejas, bien al alcance de las manos ¿Ves? Hay un rótulo debajo del recipiente de cristal, en la estantería ¿Lo encontraste? Ahí dice claramente “OJOS DE ELLA”. Siento indudable placer en tenerla siempre cerca de mí, a toda hora, en invierno o en verano, en hermosos días soleados o cuando el viento y la lluvia hacen apreciar más la intimidad del hogar. Nada de lo que suceda afuera me importa mucho de todos modos, pues la tengo siempre al lado, mirándome ¡Sí! ¡Mirándome! ¡Con sus ojos bellos! A mí, a quien nadie jamás prestó mucha atención. Pero ella es diferente, es tan hermosa, tan comprensiva, tan no sé qué. No me canso de decirle que la amo, se lo digo diez, veinte, treinta veces por día y una vez estuve seis horas seguidas diciéndole  “TE AMO, TE AMO, TE AMO ...”. Esa vez casi se me acalambra la lengua, por lo que ahora soy más moderado.
¡Qué contento me siento! Ya no estoy solo. Antes salía a las fiestas, iba al cine, al teatro, siempre tratando de encontrar una chica a la que yo le agradara... infructuosamente. ¡Ahora sí! ¡Me resulta difícil de creer tanta felicidad!
¡Y si supieran cómo la conocí! Simplemente caminando por una avenida una hermosa tarde de otoño; iba a pasar junto a mí, la miré, creo que me miró y bueno, aquí estamos, viviendo juntos...


                                          FIN

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