-¿Usted no cree entonces que su libro
es alarmista?-le preguntó la joven periodista Tula Tulana al escritor River
Rivergreen.
-No, para nada… Creo que es realista.
-¿Pero le parece que “Violentos y carnívoros”
es un libro que trate de algo real? ¿No contiene solamente hipótesis y
posibilidades lejanas? ¿No está lleno de puras subjetividades suyas?
El escritor miró a la periodista y
luego contestó:
-No… El título del libro es una
advertencia y el contenido del libro también lo es; y nosotros somos el mejor
ejemplo de lo que digo en él.
-¿El mejor ejemplo?
-Exactamente. ¿Cuántos años cree usted
que tardaremos en salir del Sistema Solar y encontrar planetas habitables e
incluso alguno parecido a éste?
-Pues no sé… ¿Cien años quizás?
-¡Bien! ¡Una estimación muy razonable!
Por mi parte espero que en el 2070, o sea dentro de cincuenta años, ya
tendremos naves en viaje, con los mejores motores y soportes vitales que la
Humanidad tenga disponibles…
-Dentro de su pesimismo ese es un dato
positivo…
-No soy pesimista, soy realista y
recuerde que la duración del viaje, si bien dependerá de la tecnología que
dispongamos en ese momento, podrá medirse en decenas de años…
La periodista lo miró pensativa, como
si estuviera sacando cuentas mentalmente.
River continuó -Ahora bien, trataré de
explicarle por qué somos el mejor
ejemplo de los que nos puede pasar si somos, acaso, “descubiertos” por otra
especie; nosotros nos llamamos seres civilizados… ¿Usted se considera civilizada?
-¡Por supuesto!
-Y por casualidad… ¿Usted caza? ¿O ha
cazado alguna vez?
-¿Cazar? –dijo escandalizada -¡No, es
horrible!
-Pero sabe que a muchos humanos les
gusta cazar…
-Si, eso sí lo sé… A mi padre le gusta
y a alguno de mis tíos y también a dos de mis hermanos…
-¿Y cazan para comer o por placer?
-Supongo que por ambas cosas…
-Pero si no cazan comen igual…
-¡Claro!
-Entonces podría decirse que cazan por
placer…
-Si, podría decirse- dijo ella
avergonzada.
-¿Usted come carne?
Ella lo miró, seguramente
preguntándose adónde quería llegar River con sus preguntas y contestó…
-No mucho, ocasionalmente-
-¿Ocasionalmente?
-Soy básicamente vegetariana pero mi
novio come carne y en ocasiones comemos carne asada juntos, un bistec… usted
sabe, a veces con velas, vino…
-Si, muy romántico… ¿Usted es consciente
de que toda la carne y toda la materia
vegetal que consumen usted y su novio vienen de otros seres vivos?
-Este… si, lo sé…
-La carne de la vaca que comen es de
un animal asesinado y dividido en pequeños trozos, tan pequeños que le permite
a usted o a su novio meter esa fracción de carne en una parrilla o en una
plancha caliente…
Tulana lo miró con una expresión
desagradable. Rivergreen continuó:
-Los vegetales también son seres vivos…
y no solo eso, también, al igual que las vacas, tienen conciencia…
Ella lo siguió mirando. Estaba
tratando de no pensar y se la notaba molesta, pero el escritor no se detuvo.
-Me dijo que se consideraba una
persona civilizada y supongo que también a su novio lo considera civilizado y
puedo pensar que nos considera a todos los humanos civilizados…
-Pues claro- dijo ella sin mucha
convicción.
-Somos civilizados… y sin embargo
matamos para comer y a veces por placer… y lo aceptamos.
-Pues…
-Lo que quiero decir es que a pesar de
que nos digamos “civilizados”, somos una especie que mata a otras, animales o
vegetales, para comerlos.
-Ah, pero…
-¡Es un hecho! Somos asesinos, matamos
a otras especies para comer o por placer, disfrutamos comiéndolos y pronto estaremos
entre las estrellas… ¿Se imagina lo que pasará si llegamos a un planeta donde
hay otras especies? No parecidas a nosotros, no, serán algunas que podamos
catalogar de “inferiores”, menos inteligentes, o más bien, algunas que no logren
demostrar por la fuerza que son igual o más inteligentes que nosotros…
-¿Qué sucedería?- preguntó angustiada
la joven.
-Sucederá lo que posiblemente usted y
yo pensamos que sucederá… Lo único que espero es que el sabor de la carne de
esos seres no sea del agrado de nuestros colonos.
-¿Cree que haríamos eso? ¿Matarlos y
comerlos?
-No me extrañaría que algo así
sucediera…
-¿Usted no cree que podemos cambiar?
-Creo que podemos cambiar, claro… algunos
de nosotros estamos cambiando, pero como especie lo estamos haciendo más
lentamente de lo que tendríamos que hacerlo. Y le aseguro que desperdigarse por
las estrellas en muchos casos no ayudará a este progreso.
-Perdóneme… ¿Pero aparte de hacerme
sentir mal, para qué me explica todo esto?
-Imagínese por un momento que somos
descubiertos aquí y ahora por una especie civilizada, pero no tan civilizada
como dicen ser, una especie como nosotros en fin, pero tecnológicamente más
avanzados… lo suficientemente avanzados tecnológicamente para que no seamos
rivales para ellos en una lucha por el predominio planetario…
-¿Nos invadirían?
-¿Por qué no? Si piensan que tenemos
recursos que ellos necesitan, podrían hacerlo…
-¡Sería horrible! ¿Y nos derrotarían?
-Si… Mi idea funciona si ellos son
capaces de derrotarnos.
-¿Su idea? ¿Pero qué idea asquerosa es
esa?
-¡La de que somos el mejor ejemplo!
¿No se lo había dicho ya?
-No le entiendo…
-Imagine que, civilizados y todo, les
gusta el sabor de la carne humana…
-¡Pero no pueden comernos!- dijo Tula,
escandalizada.
-¿Por qué no? ¿Qué les impide
trozarnos y comernos? ¿Su “civilización”? ¿La nuestra? Piense… ¿Quiénes somos
nosotros para cuestionar cualquier decisión que ellos tomen? Claro que queremos
sobrevivir… ¿Pero los animales que nos comemos no tienen derecho también a
vivir hasta la vejez o hasta que una enfermedad los mate?
-O hasta que un carnívoro se los coma…
-¡Por supuesto! Y ese es el punto…
¿Qué nos distingue a nosotros de un león o un tigre o de un lobo que cazan para
comer?... ¡Nada! Bueno, quizás algo… que ellos no matan por placer y nosotros
sí.
Y creo que el malestar de los lectores
con mi libro consiste en que escribo sobre esa posibilidad, de que algo así nos
puede suceder y si nos sucede, no será nada extraordinario, nada sorprendente…
Por algo nosotros somos El Mejor Ejemplo.
-¡Es terrible! ¿Y no podemos hacer
nada?
-Insisto en que para el ejemplo
funcione, podemos luchar, pero no vencer…
-¡Me angustia no poder hacer algo para
salvar mi vida!
-Le podría sugerir algo…
-¿En serio? ¿Qué tengo que hacer?
-Cambie su perfume- le dijo Rivergreen
sonriendo –Su perfume llama a todo depredador en un radio de cien metros- le
siguió diciendo, ya riéndose a carcajadas.
-Lo haré- le dijo sonrojada la
periodista –Sin duda que lo haré… y no entiendo por qué su buen humor, siendo
algo tan serio.
-Tula… es solo una posibilidad entre
tantas. No se preocupe más ni pierda el sueño por esta charla.
Dos años después, cuando tres masivas
lluvias de meteoros que no resultaron ser meteoros cayeron sobre la Tierra y
comenzó la invasión, muchas personas –entre ellas una aterrorizada Tula Tulana-
recordaron a River Rivergreen y a su polémico libro. Temblando y mientras
pensaba en donde podría esconderse, se preguntó también si el haber cambiado de
perfume la ayudaría en algo.
FIN
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