¡El Poder de la Iglesia se había
finalmente restaurado! En una declaración que movió los cimientos de la
civilización toda, la Iglesia
declaró que tenía entre sus Divinas Manos el Elixir de la
Vida Eterna y que este sería bondadosamente
otorgado con La Comunión …
Si, con ese trocito de pan que ceremonia a ceremonia consumían los fieles en
todas las iglesias del mundo…
Ante el aviso, la
cotización de las acciones eclesiásticas en todas las Bolsas del mundo se
disparó. Se multiplicaron además las donaciones de estados y privados, por lo
que el contenido de sus hambrientas arcas creció exponencialmente.
Incluso los gobiernos que
habían osado dudar de su honestidad y religiosidad –que lamentablemente eran
muchos, debo decir- pidieron para entrevistarse urgentemente con las máximas
autoridades de la iglesia, con el principal objetivo de ser merecedores de su
bendición.
“¡Solo por la Inmensa Bondad y Constante Sacrificio
de ésta, la más grande Institución Humana, se nos ha dado el poder de
distribuir la Vida Eterna
entre todos los pecadores! ¡Alabado sea el que nos agradece adecuadamente! ¡Y
que Nuestra Bendición acompañe a los Buenos de corazón!”
Eso decían… y aún los más
escépticos entre los hombres –hasta los llamados “ateos”- se integraron a las
largas colas para saborear periódicamente “La Comunión ”.
Conrado trató de tapar con
sus manos el feo agujero, casi perfectamente cauterizado y apenas humeante, que
le había dejado el láser en unos de sus flancos… sabía que su vida lo estaba
abandonando aceleradamente. Si bien dicen que en esos postreros momentos se
suele rememorar, como en pantallazos, toda la existencia que allí se termina,
Conrado fue la excepción a la regla.
Él solo podía pensar en
cómo había llegado a confiar tan ciegamente en Ella y en como esta confianza lo
había matado…
Le amargaba pensar que en
todos esos años no hubiera logrado conocer mejor a la institución que un día
fuera su guía. Había escuchado sangrientas leyendas sobre masacres y exterminios hechos en Su Nombre,
pero nunca pensó ser una víctima más de esa organización, que nacida de dulces
palabras y buenas intenciones azotaba la civilización desde centenares de años
ha, renegando de aquel que había soñado con una mejor especie.
Su relación con la Iglesia siempre había sido
amigable y la religión había estado presente de una forma u otra durante casi
toda su educación. Acostumbraba rezar por las mañanas y también por las noches,
antes de dormir.
Y ésta era la única razón
por la que aceptó cuando una alta autoridad eclesiástica le pidió agregar uno
de sus investigadores a su equipo de trabajo. Le parecía normal tener en el
grupo a alguien que, según decían, estudiaría las implicancias filosóficas de
sus investigaciones y eventualmente ayudaría a preparar a la Humanidad para el uso
de un descubrimiento de tal importancia,
quizás el más importante de su historia.
Lo cierto es que, dada la
naturaleza de su investigación, en ningún momento su curiosidad le pareció
sospechosa… ¿Pues quién podía ser indiferente a la posibilidad de vivir
eternamente?
¡Obviamente que se podía
haber negado! ¿Pero que qué mal podía esperar de la Iglesia ? ¡De Su Iglesia!
No esperaba que al lograr
obtener finalmente El Elixir, se lo reclamaran inmediatamente, dejando al
descubierto sus verdaderas intenciones.
“¡Lo necesitamos”!-
dijeron.
-“¡Es la única forma de
volver a tener el poder que nunca debimos perder!”- insistieron.
Pero él no estaba de
acuerdo con la forma en que lo iban a utilizar.
Así que ellos hicieron lo
que pensaban que tenían que hacer.
Nunca pensó que terminaría
así, se dijo, mientras ya los últimos suspiros salían por su boca entreabierta.
La Iglesia
-¡Su Iglesia!- le había robado descaradamente el Elixir de la
Vida Eterna , el invento más importante de
todas las épocas... y uno de sus esbirros le había abierto ese feo agujero, la
herida que lo mataría en segundos… Aunque eso no era lo peor… ¡Lo que más lo
apenaba era que ni siquiera le habían dado la extremaunción!
FIN
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